viernes, marzo 11, 2005

TOMOS SOMOS (SUBCOMANDANTE) GERARDO.

Hace algunos días, en el viaje de ida y vuelta hacia Castellon, con Polyana y Gerardo tuvimos varis conversaciones jugosas, para una de ellas le pedi a este ultimo que me diera algunas notas, he aqui lo que he recibido: "El 1º de enero de 1994, en Chiapas, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se levantó en armas en contra del gobierno mexicano. Con la intención de entender las razones de dicho conflicto diariamente leía La Jornada y sintetizaba lo más importante. Comencé a difundir al interior de la Universidad en la que trabajo dichas síntesis. Aunque siempre quise poner la atención sobre el trabajo pacífico de la mediación, no podía dejar de hablar de la violencia. Pero las bromas, que nunca faltan entre los compañeros de trabajo, no se hicieron esperar y pronto adquirí de parte de algunos el apodo de Subcomandante Gerardo. Hace algunos días, luego de comentar con Paco Muñoz esta experiencia, él, en continuidad con el apodo y las bromas comenzó a pregonar: Todos somos el Subcomandante Gerardo. Reflexionando qué hay detrás de estos juegos de palabras, y pensándolo como alumno de Paco, lo que hay es: ¡La posibilidad de revertir los discursos para transformar la realidad! Frente a la exaltación discursiva del terrorismo, las matanzas, la sangre o la violencia; se dan pequeñas iniciativas locales, modestas, sin trascendencia mediática; a través de las cuales nos conocemos y nos reconocemos intersubjetivamente como sujetos que, desde nuestros espacios laborales y académicos, construimos la paz con nuestro quehacer cotidiano, aunque no llegue nunca a ser noticia".
Claro esta, frivolidades aparte estábamos hablando de situaciones de injusticia y de las respuestas a las mismas. He tenido muchos debates sobre el Ejército ZNL, no me gusta la palabra ejercito, tampoco ninguna representación militar, ni el lenguaje que de el se desprende. A todo esto le podríamos llamar "violencia cultural". Sin embargo, y plagados de paradojas, gran parte de la población, de la izquierda -desde los socialdemócratas a los radicales anticapitalistas- mostraron sus simpatías con la población de Chiapas y de rondón con los métodos violentos del Ejército ZLN. La figura de Zapata también es revisable desde la noviolencia. El México "revolucionario" necesita de estos personajes, pero hay que desmarcarse de los métodos. Por cierto las cartas del subcomandante Marcos en la Jornada eran, en su mayoría, proverbiales, también y formando parte de la gran paradoja, noviolentas. Pregunta final y algo complicada de responder, aún más dentro de la brevedad de una bitácora ¿Viven hoy mejor los indígenas de Chiapas?
Tomos somos Gerardo -sin titulación militar- porque todos somos responsables de la creación de los máximos espacios de Paz, como él lo hace en Puebla y ahora en Granada.

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