sábado, junio 04, 2005

LA MARRAJA

Uno de los rituales esenciales para comprender la vida en Vélez Blanco es ir a la Marraja. Los nativos del lugar no tienen una versión unificada de donde procede el nombre. En el RAE se refiere a un toro o de un buey que astutamente arremete maliciosamente a golpe seguro; cauto, astuto, difícil de engañar y que encubre dañada intención, hablando de personas; y tiburón que alcanza frecuentemente dos o tres metros de longitud. Pedro, dice que pudiera provenir de unas sayas de lana que se llevaba debajo de la falda y que también tenía una faltriquera. Aunque yo, por pura experiencia personal al conocer a Antonio «El marrajo», el actual regente del local, me inclinaría fácilmente por los primeros, ya que todas estas cualidades le podrían ser atribuidas.
Puede que fuera abierto, en el año 46, 44, o 42, por el tío de Antonio, Blas «el marrajo», según recuerda el primero que por entonces tenía 4. También me ha dicho que su madre era Francisca «la marraja», de ahí la herencia. Terminando con la genealogía su mujer es Juana «la curruca» (una familia muy extensa) y le llama a el mi «pajarillo», supongo que será para liarnos más.
La propia geografía del vino que se ha ido sirviendo nos da las coordenadas de donde estamos situados: Jumilla (Enrique Pacheco Pérez), Alicante (Primitivo Quiles), Baza (Los Maños) y ahora Cehegin (Noguerol). Supongo que estas “búsquedas” estaran interaccionadas con la calidad y del buen precio. Ahora mismo, según creo esta en 0.45 € el vaso de tinto.
Estamos en un espacio simbólico a medio camino entre la premodernizad y la era de la globalización. Premoderno por la estética y la ética. Algunas insignias del Real Madrid, almanaque impresionante de Michelín o de otra marca de recambios parecido en lo esencial, mesas de mármol de Macael, jaulas de perdiz –el dueño es cazador-, cajas de abastecimientos por las esquinas, chimenea de madera, … La ética es más difícil de descubrir, sobre todo cuando “el marrajo” te cobra de más cada vez que puede, pero existe en la bondad, quizás haya que buscarla en su orígenes de bar de trabajadores humildes del campo que comparten los avatares de su jornada. Las tapas caseras de Juana, buenísimas.
Ahora los “postmodernos” entre los que se encuentran carteros, socialistas, peperos, maestros de escuela, administrativos, profesores de enseñanza, etc. buscan y participan de esta “realidad”. Quizás en este estadio haya que incluir los desayunos de las mujeres por la mañana a pesar de ser un espacio fundamentalmente masculino. Todas estas circunstancias hacen que se un lugar entrañable para el refugio recuperar nuestra condición de humanos. Me voy ahora mismo a comprobarlo. Ya contare.

1 comentario:

Roberto Iza Valdés dijo...
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