miércoles, mayo 31, 2006

LA INICIACIÓN DE HELENITA

Helena (con hache) es una niña de 9 años, vive en Almería y está en 3ª de primaria. Es un encanto de niña, bien educada, atenta, servicial, inteligente, formal, trabajadora, simpática, sabe cuidar de su hermano Ignació cuatro años menor que ella, le gusta jugar. Siempre está dispuesta a ayudar a su abuelita María Dolores a hacer los dulces de navidad, las tortas fritas de semana santa, los borrachuelos o los roscos. También te trae un vaso de agua cuando se lo pides por favor, o puede ir a comprar el pan.
Los padres de Helena, Amparo y Jose cuidan de que crezca como persona y de que no se vea condicionada por las discrimaciones de género. Le encanta montar en bicicleta y subri montañas, para lo que dispone de todo un equipamiento (botas, mochila, gorra, ...). El año pasado fue elegida para hacer Dulcinea por aclamación de sus compañeros de clase y este año ha sido la mejor en matemáticas del colegio.
Yo creo que si supiera dar besos sería perfecta. Los regatea. Hemos montado un taller ambulante (cuando nos vemos allá o acá) para que sus encantos sean mayores. No lo puede tener todo.
Este fin de semana ella ha querido participar de un «rito de inciaciación», sus padres han invitado a toda la familia al templo -no todos cupimos en un lugar tan abigarrado- y a una comida en el club de mar -ahora si entramos todos-. Estábamos felices de reencontrarnos de saludarnos, de abrazarnos, de retomar las conversaciones perdidas, de hacer planes. Helenita disfrutaba con los más pequeños y asumiedo con su característica responsabilidad ser la protagonista de este ritual inciático. Aunque yo creo que ya estaba bien iniciada antes, desde hace unos cuantos años.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El problema que puede surgir, que de hecho surge, al intentar educar a una hija sin condicionamientos de género es que la eduquemos con otro tipo de condicionamiento igual de alienante: el del fraude de la igualdad. En esta falsa igualdad,donde se toma al hombre y a su forma de estar y actuar en sociedad como modelo para la mujer,se pierde la capacidad de ésta para la renovación social, para el cambio de las relaciones humanas que hagan la vida más llena de amor (entendido éste en su sentido más amplio).
Tal vez el hecho de que a Helena (con h) no le guste dar besos, sea porque ha encontrado una forma de manifestar su libertad.

Anónimo dijo...

Hla, soy Helena, solo quiero decir que soy la primera en el concurso de mates de la clase, pero no del cole