miércoles, julio 26, 2006

FRANCISCO Y CATALINA (∑π)

Como se puede deducir su título es una historia de amor. De filantropía, de altruismo, de dar sin esperar nada a cambio. Con la sabiduría adquirida de que todo marcha bien si nos ayudamos los unos a los otros. Aunque el título bien pudiera producir alguna confusión sobre el tipo de amor al que nos referimos (basta recordar a los camioneros paseando sus lealtades amorosas, en los años 60, por todas las carreteras de la piel de toro). Aunque puede que también sea una feliz coincidencia que ahora se ha trasladado a los mares.
Pero lo importante ahora es que la tripulación -10 personas- del pesquero Francisco y Catalina, de Carboneras (Almería), rescató a una patera con 51 inmigrantes del mar en las cercanías de Malta. Eran la primera vez que se veían, no eran de la misma nacionalidad (Pakistán, Marruecos, Eritrea, Etiopía ...), ni del mismo credo, ni del mismo color de la piel. Eran congéneres, personas. Lo sometieron a votación y decidieron subirles al barco. En los reducidos habitáculos (26 metros de eslora) del pesquero han tenido todos una buena convivencia, se han comunicado con los préstamos de una lenguas y otras, han compartido comida y han hecho amistades. El resultado final, en el que ha intervenido la diplomacia internacional (Ministerio de Asuntos Exteriores, ACNUR, Cruz Roja, ...) ha sido relativamente feliz.
La humanidad, generosidad y valentía de estas personas ha estado en la cabecera de las noticieros durante todos los días, más de una semana, que ha durado la paciente espera. Cruz Roja Española ha concedido su Medalla de Oro, la máxima distinción que ofrece la organización humanitaria Asimismo, la tripulación del pesquero figurará, a propuesta del eurodiputado socialista Antonio Masip, entre los candidatos al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. El gobierno español ha concedido la Medalla al Mérito Civil y ha prometido buscar la asignación de ayudas para compensar las pérdidas.
El segundo patrón del pesquero señaló: No era para tanto. Hay muchas personas buenas por el mundo. Tiene razón.

PD: Ajenos a las buenas razones la guerra en Oriente aumenta en virulencia. Hay que conseguir pararla como sea.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Paco!

La historia del pesquero y los inmigrantes me ha impactado más de lo que sospecharía nunca.

Me he sentido muy emocianado cada vez que leía las cartas de agradecimiento de los inmigrantes y las muestras de cariño de los pescadores.

Estos inmigrantes piensan ahora que todos los españoles somos así de buenos ("tienen el corazón más grande del mundo", dijeron ellos). Es cierto que hay muchas más buenas personas de lo que parece, pero me temo que se van a llevar una decepción cuando descubran (los que consigan llegar hasta aquí), que la vida va a ser muy dura con ellos, también en España.