El rescate de los mineros atrapados desde el 5 de agosto en una mina del norte de Chile ha sido retransmitido dia a día, minuto a minuto, segundo a segundo por la mayoría de las cadenas de habla hispana. Llegando a ser una de las transmisiones televisivas con mayor audiencia, superando al mundial de Sudáfrica.
La operación ha sido el vehículo para la expresión de las emociones colectivas, la empatía, la solidaridad, la cooperación, la identidad, en primer lugar de los chilenos, pero también de los mineros, trabajadores, clases populares o personas en general, de toda Ámerica Latina, de todo el mundo
También ha demostrado muy claramente que, la unión de mineros, familias, empresarios, políticos y de casi todo el pueblo chileno, hace posible alcanzar objetivos que en circunstancias normales sería inalcanzables. 33 pobres mineros atrapados en una mina aislada en el desierto. Tras ... días con la colaboración de todos, y una coordinación admirable entre los mineros aislados, consiguen salir sanos y salvos.
Asimismo y también argentinos, uruguayos, brasileños y todos los pueblos latinoamericanos, identificados con la tragedia, han  mostrado su apoyo.
Ha sido un fenónemo medíatico, político -el presidente supo estar visible en los momentos estelares del rescate-, pero sobre todo social, antropologico y, si queremos, humano.