viernes, noviembre 23, 2012

GINKGOS BILOBAS, SAN JERÓNIMO Y EL OTOÑO (∑π)

Como todos ocurre en los últimos años el otoño hace mas visible los ginkgos bilobas. Hasta donde llegan mis conocimientos, me lo contó Paco el entonces coordinador de los conserjes de Ciencias Políticas, solo había dos, uno en el jardín de la Facultad de Derecho y otro en un pequeño jardín posterior (donde resiste hoy en día) de lo que era la Facultad de Farmacia.
Los ginkgos, árboles originarios de China cuyo nombre original fue "albaricoque plateado"(銀杏; yín xìng), ahora se han adaptado y extendido por toda la capital. Son una constante invitación al paseo, a la contemplación y la alegría.
Mi rutina me lleva a cruzar todos los días los presentes en la Gran Vía y los de San Jerónimo, especialmente el de la foto, que por tener una intensa "recacha" de sol se convierte en "vvanguardía tardía" del otoño, hasta el punto de enlazar con la Navidad a través de los adelantados  (quizás no ayuden a resacirnos de la crisis) adornos.
Confieso que los disfruto mucho.
Ginkgos de la plaza del Campillo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace mucho tiempo alguien me dijo que el Ginkgo Biloba había sido el único árbol que sobrevivió a las bombas de Hirosima y Nagasaki. Y, efectivamente, he contrado esto: "Un año después del estallido de la bomba de Hiroshima, en la primavera de 1946, a cerca de un kilómetro de distancia del epicentro de la explosión, un viejo Ginkgo destruido y seco empezó a brotar,mientras que un templo construido frente al mismo fue destruido por completo.Para Hiroshima se transformó en símbolo del renacimiento y objeto de veneración, por lo que se le llama "portador de esperanza".El árbol fue documentado y fotografiado como el ginkgo de la bomba atómica de Hosenbo en Hiroshima.Después del desastre se despertó la curiosidad en la ciencia médica por estudiar las propiedades curativas del ginkgo biloba".